martes, 17 de abril de 2012

Nuestra Zona de Confort

Romper una relación larga y tormentosa, renunciar a un trabajo tibio (que nos mantenía atorados), cambiarse de ciudad, hasta pintarse el pelo son esas pequeñas cosas que nos exponen al cambio, y el cambio por sí solo muchas veces: aterra. Existe una historia de un sabio y su discipulo y estos principios de la zona de confort. No tema al cambio, en cambio, aproveche esas diferencias como sus mayores ventajas. 


Un sabio maestro paseaba por el bosque con su fiel discípulo, cuado vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita. Durante la caminata comentó al aprendiz sobre la importancia de conocer lugares y personas, y sobre las oportunidades de aprendizaje que nos brindan estas experiencias.

La casa era de madera y sus habitantes, una pareja y sus tres hijos, vestían ropas sucias y rasgadas, y estaban descalzos. El maestro se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia, y le dijo:

- En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir?

El hombre respondió calmadamente:

- Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Parte de la leche la vendemos o la cambiamos por otros alimentos en la ciudad vecina, y con la restante elaboramos queso, cuajada y otros productos para nuestro consumo. Así es como vamos sobreviviendo.

El sabio agradeció la información y contempló el lugar por un momento, antes de despedirse y partir. A mitad de camino le ordenó a su fiel discípulo:

- ¡Busca la vaquita, llévala al precipicio y empújala!

El joven lo miró espantado y le replicó que ese animal era el medio de subsistencia de la familia. Como percibió el silencia absoluto del maestro, cumplió la orden: empujó a la vaquita al barranco, y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en su memoria.

Un día, el discípulo resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar para contarle la verdad a la familia y pedirle perdón. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba veía todo muy bonito, diferente de como lo recordaba. Se sintió triste, imaginando que aquella humilde familia había debido vender su terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y, al llegar, fue recibido por un señor muy simpático, al cual le preguntó por las personas que vivían en ese lugar cuatro años atrás. El hombre le respondió que allí seguían.

Sobrecogido, el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que había visitado algunos años antes con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor, el dueño de la vaquita:

- ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?

Emocionado, el hombre le respondió:

- Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió. De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos; así alcanzamos el éxito que sus ojos ven ahora.

Esta es la realidad de lo que se ha llamado zona de confort. Estamos tan conformes con el estado de cosas que nos rodea que no desarrollamos otras posibilidades. Sólo necesitamos un evento sorpresivo para darnos cuenta de que la seguridad puede ser nuestra peor consejera y de que nos impide ver el horizonte.


Extraído del libro "La culpa es de la vaca"

No estoy diciendo RENUNCIA, CORTA CON TU NOVI@ o cosas por el estilo. Simplemente que intentes salirte de tu zona de confort, no le temas al cambio. Recuerde que este pedo es más de forma de pensar.

Hace poco me sucedió algo, una amiga me preguntó que si ¿Qué era lo que perseguía en la vida? (la razón de la pregunta no viene al caso) Al iniciar mi relato, ella se desesperó por lo aparente vago de mi historia. La mayoría de la gente quiere las cosas rápidas, directas... pero creo que esa historia necesita de muchos antecedentes. Su zona de confort no le permitió salirse de su rutina mental para comprender ideas con las cuales no son su día a día. Hacer el hábito de aprender palabras nuevas para incrementar nuestros contextos, aprender un nuevo idioma, tomar un curso en computación; EN SÍ: APRENDER, eso... eso es empujar tu vaca un poquito al barranco.

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